Escena IV Superman sólo ve huesitos
Dicen que Superman tiene visión de rayos equis; es decir, que cuando te mira te ve hasta los huesitos. Quizás sea por eso que todos le parecemos un esqueleto, una cosa eclenque, debilucha, fácil de quebrar. Yo creo que eso, más que una ventaja, es una condena para Superman. Alguien quiso hacerle creer que se trataba de un privilegio, vendiéndole la idea de lo aprovechable que resultaría conocer el interior de la gente. Pero Superman no ve el interior. Repito: él sólo ve huesitos.
Los ojos de Superman son Superojos, que no es lo mismo que decir superiores, porque lo superior, según entiendo por todas las clases de ética que he recibido, se ubica en la conciencia y no en el rostro, y los ojos de Superman quedan en el rostro, específicamente detrás de los anteojos de Clark Kent, y presentan siempre un color indefinido. Nadie sabe si son verdes, pardos, negros o azules. Yo creo más bien que son azules, porque si fueran verdes serían de criptonita y la criptonita, como todos saben, le hace daño a Superman.
Yo he visto como mira a la gente. Cuando va al mercado, por ejemplo, se detiene en las esquinas un buen rato para ver pasar a las personas y fija la mirada en cada una de ellas, luego hace un gesto de condescendencia y continúa su trayecto, más rápido que un tren, más rápido que un avión, más rápido que una bala.
Es por eso que Superman anda casi siempre volando, porque además, desde arriba, desde tan alto, nos ve también como hormiguitas. Y yo creo que a Superman le gusta ver las cosas así, y a las personas así, débiles, necesitadas de ayuda; después de todo él está ahí por el bien y la justicia. Pobrecito Superman, estoy seguro que preferiría seguir siendo un tímido reportero del diario El Planeta y casarse con Luisa Lane, para tener hijitos que no vuelen y que no vean a través de las paredes.
Los ojos de Superman son Superojos, que no es lo mismo que decir superiores, porque lo superior, según entiendo por todas las clases de ética que he recibido, se ubica en la conciencia y no en el rostro, y los ojos de Superman quedan en el rostro, específicamente detrás de los anteojos de Clark Kent, y presentan siempre un color indefinido. Nadie sabe si son verdes, pardos, negros o azules. Yo creo más bien que son azules, porque si fueran verdes serían de criptonita y la criptonita, como todos saben, le hace daño a Superman.
Yo he visto como mira a la gente. Cuando va al mercado, por ejemplo, se detiene en las esquinas un buen rato para ver pasar a las personas y fija la mirada en cada una de ellas, luego hace un gesto de condescendencia y continúa su trayecto, más rápido que un tren, más rápido que un avión, más rápido que una bala.
Es por eso que Superman anda casi siempre volando, porque además, desde arriba, desde tan alto, nos ve también como hormiguitas. Y yo creo que a Superman le gusta ver las cosas así, y a las personas así, débiles, necesitadas de ayuda; después de todo él está ahí por el bien y la justicia. Pobrecito Superman, estoy seguro que preferiría seguir siendo un tímido reportero del diario El Planeta y casarse con Luisa Lane, para tener hijitos que no vuelen y que no vean a través de las paredes.
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